Pese
a la crisis en la que está sumida la industria musical – según el Libro Blanco de la Música en España 2013 que se publicaba el pasado Noviembre la venta de
música grabada bajó un 71% en la última década- los españoles reconocen que escuchar música es el hábito cultural más
frecuente.
Además,
según el Anuario de Estadísticas Culturales 2013, pese a la crisis, la
asistencia a conciertos de música actual ha aumentado en los últimos años hasta
alcanzar el 26%. Y otro dato optimista
para la industria sonora de nuestro país: de este porcentaje, cerca de un 50%
corresponde a conciertos de pop-rock español. Se explicaría así, según estos
datos, el impacto económico de esta industria en España: supera los 4.000
millones de euros de manera indirecta. (Mientras,
el impacto directo apenas supera los 900 millones de euros).
Sin
duda, Internet y plataformas como Spotify o Itunes han cambiado la forma de
escuchar y concebir el concepto de música: “La gente joven no concibe la música
como un en compacto, decía Antonio Guisosola, Presindente de Promusicae, la
Asociación de Discográficas Españolas.
Ahora este género cultural, no es algo que nos acompaña de manera
puntual gracias a la puesta en marcha de un tocadiscos: la llevamos con
nosotros a todas partes, igual nos acompañan los latidos del corazón. Ahora lo
puntual, la excepción, es un concierto en directo: entonces sí nos gastaremos
el dinero. Una catástrofe para la economía, sí. Pero ¿solo para la economía?
Hoy
por hoy la música está en todas partes y casi todo el mundo puede crearla.
Temas de dudosa reputación– Opá yo voy a
hacer un corral- se convierten en el número uno de los 40 Principales. La
masificación amenaza con destruir la calidad. Internet se convierte así en la
cara y la cruz para el progreso de este género: habrá muchos más cantantes,
dado que no dependerán tanto de productores para ser escuchados, que podrán alzar la voz; pero a la vez
cualquier producto es válido.
Se
extiende la certeza de que nunca más habrá canciones como las que una vez
ofrecieron al mundo Chuck Berry, los Rolling, los Beatles o Bob Dylan entre
otros muchos. Pero pensándolo bien: ¿Es Internet el responsable o es la música
que escuchamos un reflejo de la decadencia de nuestra sociedad?
Cuadro resumen del Anuario de Estadísticas Culturales 2013: Hábitos y prácticas culturales