Sin reloj en la muñeca y zapatos bicolores. Con modales sureños y de incorregible timidez, el escritor y periodista estadounidense, habla de prensa y literatura, sus dos grandes pasiones que le han llevado a un salón neoyorkino con vistas a Central Park.
Acaba de publicar su última obra "Bloody Miami", una mezcla de reportaje y novela que refleja la inmigración en esta ciudad.
Wolfe comenzó sus andaduras en el mundo periodístico escribiendo obituarios. Según él, siendo "el último mono de la sección local". Ahora es un periodista consagrado que tiene como método para contar la realidad encontrar a una persona que haga de lazarillo y que le ayude a conocer la ciudad o la historia que quiere plasmar.
Cada mañana lee en papel el New York Times y el New York Post, pues para él ningún blog cubre lo que ocurrre en una ciudad o país como lo hace un buen periódico: "Ahora solo queda un periódico de verdad y luego eso que llaman la blogosfera".
Aunque afirma que nunca quiso ser periodista porque esta profesión no será nunca el camino hacia la gloria, confirma que desde muy pequeño miraba fascinado las letras brillantes y afiladas en blanco y negro de la revista agrícola que editaba su padre.
Y aquí está, en un rascacielos de la ciudad que nunca duerme y hablando del tren que le condujo a la gloria: el periodismo y con él, la literatura.
¿Por qué no?
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