Los domingos

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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Corresponsales, una especie en peligro de extinción

 David Jiménez, para muchos el "Kapuscinski español" presenta su tercer libro "El lugar más feliz del mundo", obra en la que el autor reúne el manual definitivo sobre el periodismo de reportajes, una radiografía sobre la naturaleza del individuo y un viaje vital de quince años en busca de un destino que, a menudo, está más cerca de lo que nosotros pensamos.


Una tarde de algún mes del año, hace ya mucho tiempo - periodísticamente hablando- , David Jiménez, el corresponsal de El Mundo en Asia, entró en el despacho de Pedro J. Ramírez y le comunicó su deseo de coger la maleta y marcharse a algún lugar del planeta para, desde allí, contar historias. "No quiero estar más en la redacción", le dijo. Así que con las mismas renunció a su contrato y voló a China. A partir de este momento comenzó su andadura por Asia.  Cazador de historias en los rincones más recónditos de la tierra, el periodista es a día de hoy el corresponsal asiático por excelencia en el que es uno de los diarios más importantes de este país.

Hemos empezado su historia, que para el caso podría ser la nuestra, diciendo que fue "hace mucho tiempo periodísticamente hablando".  Y es que si en algo hubo consenso durante la presentación del libro, que tuvo lugar con motivo del #NewPaper4 que se celebró el pasado 13 de Noviembre en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, fue en que los corresponsales son una especie en peligro de extinción. Esenciales sí, pero en peligro de extinción. Mantenerlo es caro, y en tiempos de crisis, las empresas de comunicación han decidido que pueden pasar a un segundo plano.

Y es aquí precisamente, en este punto donde, según Jiménez, Internet ha querido que esté nuestro lugar: "Esta es un profesión de pesimistas y os engañaría si os dijese que no lo tenéis difícil, sin embargo se avecinan gracias oportunidades gracias a Internet". La clave está en ir a lugares donde otros no van y darle voz a aquellos que no la tienen. El planeta Tierra es inmenso, y si a esto le sumamos que cada persona es un mundo - hay más de 7.000 millones de individuos- calculen,  el abanico de posibilidades se eleva a la enésima potencia. La curiosidad, las ganas y el querer contarlo hacen lo que las empresas periodísticas han decidido dejar a un lado. 

Ánimo. Quizás sea imposible. Pero ¿Por qué no lo comprobamos nosotros mismos?   

    Fotografia de la portada de "El lugar más feliz del mundo"



martes, 19 de noviembre de 2013

Magnum's First: porque una imagen vale más que mil palabras


                                           Werner Bischof. Hajduhadhaza. Hungría, 1947

¿Qué es periodismo? ¿Para qué sirve?
Una definición ideal, por la que muchos escriben hoy en un blog especializado en ciencia cultura, es aquella que defiende un Cuarto Poder. Un Cuarto Poder que nace con la finalidad de hacer saber a los ciudadanos qué ocurre a su alrededor y por qué. Un instrumento encargado de reproducir ese entorno libre y democrático en el que se desarrolla todo ser social.

Así entendía Ángela el periodismo hace unos años, un poco antes de empezar a viajar en el maravilloso mundo de la Universidad. Un poco antes de poner los pies en la tierra y mirar de frente a grupos y medios de comunicación. ¿Pero esto siempre fue así? Crisis, crisis y crisis. Esto no siempre fue así porque, por si no os habíais enterado aún, vivimos un momento de crisis. Crisis económica, moral y de modelo. Y es que a día de hoy los medios de comunicación son empresas con la rentabilidad económica e ideológica como principio configurador básico. 

Pero esto no siempre fue así porque tal y como muestra la exposición Magnum's First. La primera exposición Magnum, que podéis visitar en la Fundación Canal hasta el próximo 19 de enero, hubo un tiempo en el que los periodistas fueron independientes y supieron - y pudieron- dar a conocer los hechos de manera real y bella. Periodismo y arte se dieron la mano en algún lugar de la máquina del tiempo. 
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, que hay que ver para creer. Es aquí precisamente donde la palabra del periodista y la foto del fotógrafo se alían. Se alían para hacer huella en el receptor, para que el impacto visual no sea suficiente y se quiera ir más allá. Porque una fotografía no es más que una síntesis de la noticia y sin embargo sin ella, a día de hoy, la noticia no tendría apenas sentido (entendamos sentido como relevancia, pues no sería leída por la mayor parte de la audiencia).

Magnum Photos nació conjugando los conceptos de reportero y artista y abarcó bajo sus principios a los que son considerados los mejores fotógrafos contemporáneos. Cartier-Bresson, Robert Capa o Werner Bischof, entre otros, dibujan la realidad de su época próximos al instante que retratan, siendo ellos también parte del momento que capturan con la analógica. Con ellos nació para muchos el fotoperiodismo. Un fotoperiodismo que ha evolucionado - o no - en el periodismo visual que impera en la actualidad. No obstante no estaría de más echar la vista atrás y aprender de la sutileza de estos maestros, capaces de dar vida a unas circunstancias que hacen en el espectador sensible igual mella que la imágenes sangrientas,brutas y sensacionalistas que llenan la prensa o la televisión .

Porque gracias a "perioartistas" como ellos, tengo claro porqué estudio periodismo.


domingo, 17 de noviembre de 2013

Porque la mente puede ser maravillosa

Hay ciertas cosas que, de vez en cuando, olvidamos. Que el cine no estuvo ahí siempre, y que no hace mucho era inimaginable una tarde de domingo con olor a palomitas y una película como acompañante, es una de ellas. El Caixa Forum, con la exposición "George Melíés, la magia del cine" nos lo recuerda.

"Un caballo al galope puede mantener las cuatro patas en el aire en algún momento". 1872. Dos grupos de aficionados al mundo del caballo hacen esta apuesta y, cuenta atrás, comienza la película.  A partir de este daguerrotipo y gracias al trabajo, al ingenio y a la mente maravillosa de genios como Edison o George Miliés comienza a darse forma al mundo del cine, a ese crear una vida paralela que ¿por qué no iba a ser real? Muchos experimentos, años de trabajo y sale a la cartelera la fábrica de sueños. 

Y es que, cierra los ojos y retrocede 100 años. De repente, aparece el cine. De repente puedes viajar a Saturno sin moverte del lugar. De repente lo que una te vez te contaron es real, está delante de tus ojos, en blanco y negro. ¿Qué sería hace 100 años ir al cine y ver que lo absurdo puede pasar? La cinematografía derribó fronteras hasta llegar a convertirse en un medio de comunicación más. En otro arma para crear y recrear el imaginario colectivo, para afirmar la identidad de una nación. 

Un arma que poco a poco está dejando de ser letal.  Poco a poco le roban el aire. Pero ¿dejará de respirar?  ¿El trabajo de George Meliés se desvanecerá? El cine tiene el poder de hacernos pensar. Nos demuestra que lo imposible puede pasar. Nos enseña para que no podamos olvidar. Da a la mente humana vía libre para marchar. 

Sí, tiene todos los ingredientes para desvanecerse. ¿A quién le interesa que la masa pueda pensar? Por dejarles hacer estas cosas luego pasa lo que pasa.  El universo de las películas no no conviene, y no conviene precisamente porque es maravilloso. Aún así, seguimos fascinándonos y damos gracias a George Meliés. Seguimos demostrando, abarrotando salas cuando el bolsillo nos lo permite, que nos gusta ir al cine, que nos gusta el buen cine. 

Hay quienes quieren matarlo a base del IVA. Quien reduce los presupuestos destinados a la cultura, un derecho recogido en la Constitución, y luego afirma que el cine español no es de buena calidad. Pero no tengamos miedo. La mente es maravillosa y necesita del cine para ir más allá.



                                          
                            Fotos tomadas por Ángela Castillo durante la exposición de manera ilegal.

martes, 12 de noviembre de 2013

Periodismo con pincel


"Velázquez dedicó buena parte de sus esfuerzos a satisfacer la demanda de retratos de la familia real a los que daría un uso tanto afectivo como diplomático, ya que de la prole de Felipe IV dependía buena parte de la política de alianzas europeas"



Así comienza una pequeña aventura por los retratos que el sevillano Diego de Velázquez hizo a la Familia Real hacia el año 1600. Sí. 1600. Calculen. Más de 400 años que han dado para todo y para nada. 

No hay más que adentrarse en el Museo del Prado u observar Las meninas para percatarse de que pocas cosas han cambiado. Ayer, el pintor de cámara plasmaba al poder en un mundo en el que la radio, la fotografía o la televisión eran inimaginables y el pueblo solo conocía - esto es, ponía rostro- a sus monarcas a través de la pintura. Hoy, los medios de comunicación reflejan al poder, perdón, al gobierno democrático -creo que así le llamaban- en un mundo en el que la radio, la fotografía o la televisión son nuestro pan de cada día. La historia nos muestra que los ciudadanos solo conocen, (esto es , saber una milésima parte de lo que hace), al gobierno a través del "periodismo", ya sea este impreso o base de pincel. Pintores y comunicadores. Ambos escogen una realidad y la representan al margen de la objetividad, con la intención de que veamos solo aquello que ellos -quienes ponen la pasta- quieren que veamos. Los medios siempre al servicio del poder, desde tiempos en los que la opinión pública era poco menos que un abismo.

Pero no se asusten, aún queda algo que podemos hacer. A lo largo de las 30 obras traídas de todas partes del mundo descubrimos que, pese a ser un pintor de cámara que reflejaba lo que quienes le pagaban pedían y con fines en absoluto artísticos -políticos o diplomáticos -Velázquez siempre añadía a cada cuadro un toque personal. Fue un visionario, sujeto a las reglas pero capaz de atisbar el impresionismo. Lo acabado sin acabar. Guardaba en la manga una chistera que le hacía especial. No cabe duda: la pintura, al igual que esto que llaman periodismo, ha sido y será un instrumento de manipulación más. Pero ¿qué esperamos si la palabra "negocio" reina cada renglón?

Aún así, al final del recorrido, Las meninas nos muestran que no todo está perdido. Podemos ser el Velázquez periodista. Dentro de un sistema preestablecido y ,que a juzgar por lo visto a día de hoy es la propia supervivencia la que nos lo impone, tendremos siempre la oportunidad de ser Velázquez, de crear una pincelada o, en nuestro caso, una palabra que nos diferencie del resto. Que nos haga PERIODISTAS, más allá de lo que nos griten las voces de arriba, aquellas que de paso nos ponen el plato en la mesa. Porque al fin y al cabo conocemos a su Infanta Margarita, esa que él coloreaba.

Mientras exista la belleza - y solo hay que ir al Prado para reconfirmar que existe- no hay porqué tener miedo.

                                             La Infanta Margarita

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Del papiro al ordenador y tiro porque me toca

El sonido es lo efímero, aquello que se marcha para siempre en un abrir y cerrar de ojos. 
Por eso, si hay algo que caracteriza al ser humano desde la Antigüedad, es esa necesidad de plasmar el lenguaje y hacerlo eterno, perdurable pese al paso del tiempo. Esta es la principal forma de progreso: solo a través de la escritura el conocimiento se comparte de una generación a otra y, con ello, se avanza.
Roma. Muchos años antes de Cristo. El pergamino y el papiro, el punzón y el tintero, son los principales instrumentos para enseñar costumbres, creencias y leyendas y transmitirlas así de una generación a otra. 

En algún rincón del Imperio, junto al mar de Herculano, muy cerca de Nápoles, encontramos La Villa de los Papiros, una lujosa villa suburbana y la única que se conserva gracias a que en el año 79 fue sepultada por el Vesubio.
Una villa que podemos visitar gracias a una reconstrucción virtual en La Villa de Los Papiros, una exposición que estará en la Casa del Lector del Matadero hasta el próximo 23 de abril, y en la que no solo se reconstruye este espacio, sino que se muestran los centenares de papiros que fueron hallados carbonizados en la biblioteca, escritos su mayoría en griego y que registran la ética de Epicuro. 

Un paseo por la historia de la escritura y la educación romana al ritmo de Epicuro y del epicureísmo " la búsqueda de una vida buena y feliz mediante la administración inteligente de placeres y dolores, la armonía y los vínculos de amistad entre sus correligionarios". 

Porque al fin y al cabo es esto lo que hace la cultura, la escritura, la educación y  esa manía del ser humano de hacerla eterna, fijada en algún soporte para que no se marchite ni pierda. Se pasó del papiro a la imprenta y desde allí hemos dado un salto de miles de kilómetros que nos ha traído hasta aquí, hasta la era digital. Ahora la cultura no solo está fijada, sino que además es compartida muy fácilmente e incluso imposible de ser borrada. Sí, Internet tiene muchas trabas. Obama nos espía. Pero nunca antes se ha dado al ser humano la oportunidad de crecer tanto. Si alguien no ha visto algo es porque no quiere.
Sí, son la cultura y el conocimiento los que perfilan la humanidad. Gracias a ellos somos quienes somos. Pero no olvidemos que el beso con amor nació antes de que nos percatásemos de que no éramos simples animales. Sin él nunca alcanzaremos la felicidad absoluta.



                                                 Retrato de Terenecio Neo y su mujer con rollo de papiro que se puede ver al final                                                   de la exposición

lunes, 4 de noviembre de 2013

Atrévete a pensar:desde Felipe V hasta la era dital


La Real Academia Española celebra su 300 cumpleaños con una exposición que recorre la historia de una Institución y, con ella, de un país.

Qué mejor forma de soplar velas que con una exposición que dé luz a quién eres, qué has vivido y porqué cumples tres centenas. "La lengua y la palabra", dos elementos que constituyen un lenguaje y con él un mundo, una realidad concreta, una forma particular de ver las cosas. 

Dice Vargas Llosa que "El español es una lengua moderna no solo porque la hablemos varios cientos de millones de personas en el mundo, este factor cuantitativo es importante pero no único, sino porque a lo largo de su historia ha ido evolucionando y adaptándose a las nuevas circunstancias"

Y vaya si se ha adaptado. En "La lengua y la palabra" vemos como la Real Academia Española, que fue constituida en 1713 durante el reinado de Felipe V por ocho hombres liderados por Juan Manuel Fernández Pacheco decididos a evitar el deterioro del idioma, ha pasado de ser financiada por los impuestos del tabaco - fíjense qué locura, ahora no se puede fumar ni en los bares-, a tener una aplicación para Iphone y Android.

Cuadros de Sorolla o viñetas de Mingote, tesoros guardados bajo llave y que permanecen a pesar del tiempo. Libros, objetos de valor y, sobre todo, diccionarios. Diccionarios que cuenta la historia de una Institución que ha ido marcando las pautas del lenguaje al ritmo de la historia de una nación. Desde la Ilustración a la Revolución Tecnológica, pasando por la Pepa o la incorporación de la mujer. 

Y es que han sido muchos los que han ocupado los sillones de la RAE: desde Ramón y Cajal a Gerardo Diego, pasando por José Zorrilla y Ramón y Cajal por citar algunos nombres. Muchos hombres – no tantas mujeres-  han ido modelando un lenguaje con la misión de ser cada vez más cercanos al pueblo. Porque al fin y al cabo es el pueblo, y con él todos los hispanohablantes, quienes hacen el Diccionario de la RAE.

"El mundo es un conjunto de nombres -escribe Octavio Paz- Más exactamente, el mundo es un mundo de nombres y los nombres son nuestro mundo. Si nos quitan los nombres, nos quitan nuestro mundo".

Pues eso. Que los recortes, la crisis y el IVA no tambaleen nuestro mundo. Que no sea la era más avanzada, la generación que planea viajes de un día a la una, la que haga temblar los pilares de lo que es ya un símbolo nacional.


                               Cajón de palabras